EL BOOM DE PRODUCCIÓN DE ALIMENTOS EN ARGENTINA, HASTA CUANDO?
Mucho se habla en nuestro país del boom de la producción de alimentos. De hecho es la principal fuente de ingresos de divisas a nuestra economía.
Las razones son conocidas, una amplia llanura húmeda y fértil, generada por miles de años de aporte de sedimentos que arrastrados desde la cordillera de los andes por los vientos (aporte del llamado Loess) que fue modificado por la vegetación, estepa en mayor parte y montes en zonas menos húmedas.
La población originaria no necesitaba de la agricultura para subsistir, simplemente se dedicaban a la caza y algo a la pesca. Sin embargo al llegar la colonización europea vieron pronto las condiciones para la ganadería primero y para la agricultura después. Así a través de los años estas ventajas comparativas (fertilidad y humedad) dieron origen a las actuales ventajas competitivas que goza nuestro país. Estas ventajas competitivas resultan de la acción de los hombres que desarrollan sus actividades y habitan nuestro campo. Es de destacar la importante cantidad y calidad de productores, contratistas, proveedores de insumos y servicios, organizaciones intermedias, instituciones gubernamentales (INTA) y no gubernamentales. Todo esto hace de la Argentina una potencia agroalimentaria, no sólo sus fértiles (ya no tanto) suelos. Basta analizar países de África o la misma Venezuela para entender lo que la falta de "gente de campo" significa.
La pregunta de este artículo, se refiere a la duración en el tiempo de este boom alimentario. Y es interesante porque los últimos años, el mundo ha vivido como nunca un período de altos precios de los alimentos, que mejoraron espectacularmente los términos de intercambio entre los productos alimenticios y los productos manufacturados no alimenticios. Sin embargo nuestro país viene cayendo en casi todos los rankings productivos y amplios sectores de la producción agropecuaria argentina están en crisis, por qué?
La políticas oficiales de ultra intervencionismo del gobierno han sido claramente dañinas para el sector, y sólo hizo posible su tolerancia gracias a los altos precios internacionales. Evidentemente esta situación no puede perdurar en el tiempo si deseamos volver a la senda del desarrollo y crecimiento agropecuario argentino, y consecuentemente al crecimiento del país. Castigar al sector más dinámico de la economía sólo retrasa al desarrollo general. No pregonamos un sistema de estado ausente, sino un estado que apoye al sector y defienda a los eslabones más frágiles, hoy abandonados a su propia e ingrata suerte, como son los pequeños productores, contratistas y pequeñas y medianas empresas proveedoras de insumos , maquinarias y servicios.
Las condiciones mundiales no hacen vislumbrar una caída estrepitosa de precios. Con un poco de sentido común, deberíamos tener boom agropecuario argentino para rato.
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